Saltamontes
El saltamontes practicaba el salto cual gimnasta olímpico. Quería pasar por encima de las plantas. No le dijeron que crecían.
El saltamontes practicaba el salto cual gimnasta olímpico. Quería pasar por encima de las plantas. No le dijeron que crecían.
Lo 1º que hacía el músico al levantarse era sonarse.Tan perfecta era la técnica que al final cambió su instrumento por su nariz.
Se oyó un pequeño crujido en el suelo. Entre el cemento, una brizna de hierba les hizo recordar que la naturaleza aún existía.
Las gaviotas se reunieron para decidir una nueva forma de volar que no fuese en «V». Del abecedario la «O» fue la menos votada.
Comió una manzana tras otra. Quería encontrar el gusano que sale saludando en los dibujos de manzanas. Aquel día se hizo mayor.
Intentó mirarle con toda la ternura que ocho ojos pueden dar. Ella respondió con un grito. Era duro ser araña.
El lector intentó sacar utilidad a su gato, adiestrándole para pasar las páginas con la cola. Sus reseñas eran las más apreciadas.
El masajista ansiaba el final del verano para ver las marcas del sol en sus clientes y fantasear sobre qué llevaron puesto.
Las libélulas se agarraban a las ramitas como si dijeran «es mía, sólo mía». Después se iban de un soplo con gran desapego.
Tendía la ropa como si estuviera componiendo un cuadro. La vecina del balcón con flores tendría que darlo todo para superarle.
La garceta caminó sobre los cables con un equilibrio envidiable.De ser humana se hubiese preguntado por qué no habían aplausos.
A medida que bordeaba los arrozales, las ranitas se zambullían una tras otra, emulando un espectáculo de natación sincronizada.
Pasear entre árboles era una de las cosas que más le tranquilizaba, hasta que vio los ojos que en tantos troncos se dibujaban.
El dentista cuando viajaba en tren siempre se sentaba frente a quien durmiera con la boca abierta. No podía evitar fantasear.
Encontró una carta en la calle. La guardó como las demás, esperando hallar su significado. Al completar la baraja lo descubrió.
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